Elena Artalejo, de ADIF, y Pablo Sánchez, de INECO, describen los aspectos más importantes de la prueba de carga realizada a los viaductos de la Línea de Alta Velocidad Madrid-Galicia de reciente inauguración (Tramo Pedralba de la Pradería (Zamora) – Ourense) de 119,40 kilómetros.
Es el tramo más complejo de toda la línea desde el punto de vista orográfico y geotécnico. Esta circunstancia y la premisa de conseguir unos parámetros propios de alta velocidad obligan a que gran parte del trazado discurra entre túneles y viaductos de grandes dimensiones hasta su destino final, la estación de Ourense. El tramo atraviesa las montañas del macizo central ourensano gracias a la construcción de 32 viaductos y 31 túneles, muchos de ellos bitubo, es decir, con un tubo para cada vía. De los 103,4 km del tramo Pedralba-Taboadela, tres cuartas partes se han construido en dos plataformas paralelas independientes, una para cada vía.
Más del 60% de este recorrido, subterráneo o en viaducto, ha requerido de una obra singular: en total, el tramo suma 126 kilómetros de túneles, (62,50 km en la vía derecha, más 55,89 km en la vía izquierda y 7,88 km de túneles de vía doble), siendo el más largo el túnel de O Corno (8,6 km) y casi 11 kilómetros de viaductos, de los que el más largo es el viaducto de Requejo para vía doble (1,72 km) y el más emblemático el viaducto doble de Teixeiras, de 508 m de longitud, con una altura máxima de más de 100 m y un vano central compuesto de un arco de 132 m de luz, que salva las afecciones al LIC (Lugar de Interés Común) del río Támega.
Vía ADIF